Domingo de noviembre, frío, lluvia, semi-soledad y música, de fondo como siempre tú.
Estos factores ordenados o desordenados deberían ser los propicios para poder escribir algo que me hiciera sentir, que te hiciera sentirme..pero no puedo, me cuesta, no me concentro, no encuentro ese momento en el que dejar que mi mano vuele a donde quiera llevarme, nada de lo que empiezo me sirve al releerlo y es que mi mente no está aquí, está contigo.. demasiado lejos.
Siento ese tipo de locura impaciente, esa que es caprichosa, que se instala en la cabeza la mayor parte del tiempo o todo él, que lo consume, que se come los días..un riego constante que no me deja alejarte del pensamiento.
Fluye como la sangre recorriéndome por completo, haciendo que te extrañe con todo mi cuerpo.
Desde adentro hacia afuera, con un lenguaje sordo, ese que me obliga a invocarte en cada momento, una llamada abrupta...
Siento ese cosquilleo crepitante, ese que se instala debajo de la piel cuando parece que ésta toma vida y quiere despegarse de mí en busca de la tuya...
Ese cosquilleo parecido a nada, ese que repartiéndose por todo mi ser se concentra como el caudal de un río en la punta de mis dedos... como si éstos fueran capaces de alcanzarte.
Siento el fluir feroz de la sangre casi cuajándose en torrentes, rebosante, esparciéndose en el pecho, inundando, anegándo vacíos..
Esa locura que provoca el desbordamiento, la opresión, esa que te hace suspirar, dejar un poco de espacio y poder así seguir respirando.
Siento esta locura asediando mi cabeza... ese tipo de locura disparatada e irracional.
Aún no me dió tiempo a decidir si me gusta o no ser su morada ... y es que aún no he decidido nada.
Sea como sea, no descubro algo nuevo, ya lo dijo Calderón de la Barca, " Cuando el amor no es locura, no es amor... "
